Siempre contento
Tiger Woods es, sin duda, el golfista más grandioso de su generación. Su capacidad para actuar bajo presión y ganar se está tornando legendaria. Sin embargo, lo que lo motiva no es sólo ganar, sino su pasión por la excelencia. Aun con su tremendo éxito, Tiger se esfuerza constantemente para perfeccionar su swing a fin de optimizar su juego y ser un mejor golfista. Su deseo de alcanzar la excelencia nunca se satisface.
Pasar revista
Imagina que un día vas a trabajar y, cuando tu jefe te saluda, dice: «Ven a mi oficina a las 9:30. Me gustaría hablar contigo sobre tu desempeño en el trabajo».
Poder para perseverar
La golfista profesional Paula Creamer había trabajado todo el año para ganarse un puesto como jugadora titular en el Campeonato ADT del 2008, el último torneo del año de la temporada de la LPGA (Asociación de Golf Profesional para Damas). Sin embargo, cuando comenzó el evento, Paula padecía peritonitis, una dolorosa inflamación de la pared abdominal. Durante los cuatro días del torneo, tuvo dolores constantes y no podía comer. Incluso pasó una noche en el hospital debido a su condición. Aun así, perseveró hasta el final y, asombrosamente, terminó en tercer lugar. Su determinación hizo que ganara muchos nuevos admiradores.
Jehová-Jireh
En los primeros años que serví como pastor, estuve en iglesias pequeñas donde a menudo la situación financiera era apretada. Algunas veces, la economía de nuestra familia se resentía por ello. En una ocasión, ya casi estábamos sin comida y todavía faltaban varios días para que llegara el día de cobrar el sueldo. Mientras mi esposa y yo nos preocupábamos de cómo alimentaríamos a nuestros hijos en los días siguientes, sonó el timbre. Cuando abrimos la puerta, vimos dos bolsas de víveres. No le habíamos contado nuestro problema a nadie, pero nuestro Dios proveedor había hecho que alguien satisficiera dicha necesidad.
Cuando la vida es demasiado grande
De joven, Jimmy Carter fue suboficial en la Marina de los Estados Unidos, y quedó profundamente impactado por el Almirante Hyman Rickover, el cerebro detrás de la flota de submarinos nucleares de ese país.
La iglesia de Galacia
Estaba conduciendo por el campo cuando divisé una iglesia cuyo nombre me sorprendió. Decía, «La Iglesia de Galacia». El nombre captó mi atención porque estaba seguro de que nadie elegiría llamar a una iglesia así, a menos que fuera por alguna necesidad geográfica.
Para evitar el lamento
En los años 80, el grupo británico Mike and the Mechanics grabó una impactante canción titulada, «The Living Years» («En Vida»). El autor llora la muerte de su padre porque la relación entre ellos había sido tensa, marcada por el silencio más que el compartir. El cantante dice con remordimiento: «No llegué a decirle todo lo que tenía que decir». Arrepentido por las palabras que ninguno dijo y el amor que ninguno expresó, se lamenta: «Ojalá se lo hubiera dicho en vida».
Ayuda del temor
El temor tiene diferentes significados para diferentes personas. Para el golfista profesional Padraig Harrington, es un motivador para ayudarle a dar lo mejor de sí en un partido. En el 2008, cuando ganó el Abierto de Gran Bretaña y el Campeonato de la PGA (la Asociación de Golf Profesional), Harrington dijo: «Sí, el temor es una gran parte de mí. Me gustaría decir que tengo toda la confianza y la paciencia, y que estoy relajado. Pero no, esa no es mi forma de ser. [El temor] me hace seguir adelante. Me hace mantenerme en forma. Tengo que trabajar con él y usarlo».
Quédate
El autor de novelas del oeste, Stephen Bly, dice que en aquellos días había dos tipos de amigos: los que huían corriendo y los que se quedaban. A la primera señal de problemas, los primeros partían como un rayo, abandonando a su amigo en medio del peligro. Pero los que se quedaban, permanecían con su compañero, sin importar las circunstancias. Desafortunadamente, no se podía saber qué clase de amigo se tenía hasta que llegaba el problema. Y entonces, ya era muy tarde, a menos que dicho amigo fuera de los que se quedaban.
Estad quietos
Mientras estaba sentado en la silla del dentista, me preparé para el taladro que se abriría camino hacia la raíz de una de mis muelas. Estaba listo para lo peor, y mi lenguaje corporal y expresión facial pusieron al descubierto lo aterrado que estaba. El dentista me miró y sonrió, diciendo: «Está bien, Bill. Intenta relajarte».